Martes, 12 Abril 2011 18:26

San Pedro Poveda, voz e inspiración para el laicado

JAÉN, España.13/04/2011.
“San Pedro Poveda, voz e inspiración para el laicado contemporáneo. A los cien años del nacimiento de la Institución Teresiana”.

041311-0Con este título Dª Arantxa Aguado Arrese, que fue Directora General de la Institución Teresiana en los años 1988 a 2000, ha impartido una magnifica conferencia en Jaén, dentro del marco de los actos que, con motivo de la celebración del primer Centenario, están teniendo lugar en la capital del Santo Rostro.

Era el 16 de marzo de 2011. Una tarde espléndida, en la que un fresco airecillo, dejaba entrever el interés de las personas, que una hora antes de su inicio ya acudían a ocupar un lugar en el aforo del salón de actos de la “Real Sociedad Económica de Amigos del País”, donde se celebraba el acto.

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Arantxa Aguado, Mercedes Robles y Luisa Ruiz

Una voz cualificada en la vida y obra de San Pedro Poveda, -la de Aranxa Aguado- mostraba al auditorio la visión de un paisano, de un ilustre linarense, hoy santo, sobre un tema de gran actualidad en la vida de la Iglesia, la labor y la misión del laicado en la evangelización.

Fe y virtud y ciencia...

San Pedro Poveda, don para la Iglesia y el mundo, convocó hace ya cien años, a un grupo de personas a manifestar en su vida la Buena Noticia, el Evangelio. Así nació un laicado asociado, mujeres y hombres, que con su modo de ser y estar en el mundo, pudieran expresar la fuerza de la fe, la centralidad de Jesucristo en la vida de la persona, el valor sanador y sazonador de la sal, la atracción que se ejerce cuando se junta “a la fe, virtud, y a la virtud, ciencia y a la ciencia, piedad”.

Jaén, la tierra desde la que vio crecer su obra don Pedro Poveda, recibía con verdadero interés la palabra autorizada de aquel sacerdote secular que vislumbró en la primera década del siglo XX la tarea que se le pide hoy, ya iniciado el segundo decenio del siglo XXI, a los seglares, ser miembros activos en la sociedad y en la Iglesia.

Dª Arantxa Aguado ha trenzado, con la pericia y la sensibilidad propia del maestro, el tejido que sustenta la misión del laicado en la Iglesia, que ya adelantara el Concilio Vaticano II, con los documentos pontificios Evangelii Nuntiandi, (Pablo VI 1975) y la Christifideles Laici, (Juan Pablo II 1988). El tejido se ofrecía a través de cuatro paisajes, cuatro cuadros diseñados con los colores que el Padre Poveda impregnaba la vida, el espíritu y la misión de la Institución Teresiana.

041311-2Hoy agradecemos el itinerario de estos cien años, recordar la historia para vislumbrar un presente actual y cercano. Un compromiso que nos impulsa a nuevos retos siempre abiertos al don, a la gratuidad, a la santidad de vida.

La sociedad demanda el testimonio de un laicado capaz de tender puentes, redes capaces de portar solidaridad en caminos andados y por roturar, en mares donde la otra orilla abre su tierra a una sociedad sin fracturas. La nueva evangelización es portadora de sólidos contenidos que reclaman nuevas formas de vida. Evangelizar es una forma de vivir. La modalidad no es indiferente. Las obras son las que dan testimonio de lo que somos y en Poveda la prueba fue su martirio.

Texto y fotos: María Gómez, desde Jaén