En una sencilla ceremonia, el domingo 16 de febrero la Fundación Internacional Raoul Wallenberg (IRWF) presentó la placa que identifica a la Institución Teresiana como “House of life”, Casa de vida, por haber refugiado a personas de la comunidad judía durante los nueve meses en los que Roma estuvo ocupada por los nazis.
Resistencia y determinación
Hay que conocer la historia compleja de este episodio concreto de la Guerra Mundial para comprender el alcance de este gesto de acogida realizado por cinco jóvenes mujeres de la IT: Ana Mª López, Milagro Nadal, Mª Luisa González del Pino, Matilde Marín y Mariana Martín.
Roma, otoño de 1943. La ciudad está bajo el asedio nazi. Se vive un clima de miedo, se promulgan leyes, decretos, etc., que van contra la dignidad, la seguridad, la vida… Ya antes de la destrucción del gueto judío por parte de la milicia nazi-fascista, personas hebreas piden ser acogidas en la casa, familias enteras… Estas jóvenes no se lo piensan, ante la adversidad y la injusticia optan por actuar, sin importarles el peligro de perder la vida, castigo que la autoridad alemana impone a quienes oculten personas en sus casas. Ellas actúan porque “es lo que Dios quiere”. Entre las personas acogidas hay 11 niños.
Los hebreos, especialmente, y también militares y carabinieri que no acataron las órdenes cuando el rey, el gobierno y los mandos militares, abandonaron la ciudad a su suerte, sufrieron una cruel persecución en Roma. La ocupación nazi supuso para la población civil un periodo de hambre, miedo, sufrimiento y resistencia. Resistencia que se tradujo en solidaridad y determinación frente al enemigo. “Los romanos, escribe Anna Doria, rescatan así a Italia de la vergüenza de un rey que huye como un capitán que, mientras se hunde la nave, lo primero que piensa es salvarse a sí mismo.”.
A partir de un diario
La investigación de Anna Doria sobre los diarios de la casa de via Gaeta 8, donde la Institución pudo refugiar al menos a 34 personas que sufrían persecución, ha sido el detonante del reconocimiento que ha sido otorgado a la actual sede de la IT en Roma y residencia de universitarias en via Cornelio Celso 1.
El acto contó con la presencia de Gregoria Ruíz del consejo de gobierno de la IT, representando a la directora general, Paola Palagi, directora de sector de la Institución en Italia, Elena Colitto Castelli y Silvia Costantini, representantes de la Fundación Raoul Wallenberg.
Varias fueron las intervenciones durante la sesión. Tras los saludos de Paola Palagi y Gregoria Ruiz, la profesora y miembro de la IT Anna Doria autora del libro Oggi sono venuti i tedeschi (Hoy han venido los alemanes) que recoge la historia de estas cinco mujeres y su peripecia cotidiana a través de los diarios de la casa, leyó algunos fragmentos del diario y sintetizó lo vivido en via Gaeta 8 en esos meses.
Grazia Loparco, religiosa de las Hijas de María Auxiliadora, profesora de Historia de la Iglesia en la Pontificia Facoltà di Scienze dell'educazione Auxilium, presentó una síntesis de su investigación sobre los judíos salvados en casas religiosas, más de 4.500, de los 12.000 que se supone vivían en Roma en el momento de la destrucción del gueto, aunque las cifras no se han podido contrastar. Distintos grupos católicos colaboraron para salvar a personas escondidas: realizaron documentos falsos, conseguían alimentos, etc.
Massimo Finzi, Asesor de la memoria de la Shoah, de la Comunidad Hebrea de Roma, dio también su testimonio, siendo él mismo uno de los niños salvados al ser acogido como “nieto” por una pareja de ancianos. Por último, Paola Massiah también habló como hija de una familia que fue acogida en la casa de la IT y se leyó un mensaje de Paolo de Carolis, que no pudo asistir por estar enfermo, y que fue uno de los niños que vivieron durante 9 meses en la casa. Entre las diversas intervenciones resonaron en la sala los cantos “Yo solo fui un instrumento” y “Gracias a la vida” interpretados por la cantautora Elia Fleta acompañada a la flauta por Marco Martinelli.
Himno a la vida
Las representantes de la Fundación Raoul Wallenberg destacaron que su labor es mantener la memoria y “contagiar, a través de la investigación y el reconocimiento, los valores que hacen posible estas historias de generosidad, celebrando la memoria del bien, la valentía de estos héroes desconocidos. Cada casa que celebramos es un himno a la vida. Esta placa recordará a los viandantes que esta oposición al nazi-fascismo ha hecho una diferencia y nos recuerda que cada uno de nosotros puede contribuir al bien”, subrayó Elena Colitto Castelli.
Silvia Costantini añadió también que las cinco jóvenes españolas, eran extrajeras en la ciudad de Roma, con incipientes conocimientos de la ciudad y de la lengua italiana, y vivían su propio "luto" porque habían sufrido la pérdida del fundador al comienzo de la Guerra Civil española. Las comunicaciones con España estaban suspendidas y, de hecho, fueron ayudadas desde Chile. No sólo acogieron con valentía a refugiados, comían con ellos, como se destacó, y sufrieron con el pueblo romano, entre otras dificultades, numerosos bombardeos cerca de su sede y la escasez de alimentos. “Seguramente sin saberlo, formaron parte de la resistencia al nazi-fascismo y se expusieron a la pena de muerte por hospedar a gente perseguida. Son un ejemplo para nosotros y sobre todo para las nuevas generaciones”, concluyó.
Una bendición de Poveda
Sabemos, por nuestra parte, que ninguna actitud se improvisa. Unos meses antes de su muerte, el 14 de marzo de 1936, Pedro Poveda escribe a una de estas cinco mujeres, María Luisa González del Pino, y a otras tres compañeras ya presentes en Roma desde 1934:
«Ahora que todo son penas, vuestras cartas nos sirven de consuelo. De todo sacáis ocasión para proporcionarnos noticias agradables, y no he de deciros, porque lo sabéis, cuánto gozamos con vuestra actuación con esas jóvenes. Qué labor tan silenciosa, pero tan fecunda, estáis haciendo, y qué cimientos tan seguros estáis poniendo a nuestra amadísima Obra en Roma. Todo, además, según el espíritu teresiano.
Vuestra compenetración con tanta caridad y humildad es una fuerza incomparable. Los tonos de vuestra piedad son las mejores trompetas de vuestro proselitismo. Vuestros superiores os bendicen, aprueban vuestra actuación y viven seguros de que Dios se complace en vuestros trabajos. Seguid este camino y tened plena confianza en nuestro Señor.» Pedro Poveda, Escritos espirituales. Nº 123, pg. 386.
Fue este cimiento seguro el que sin duda sostuvo al pequeño grupo ante las dificultades dando pie a su actitud valiente y generosa ante quienes llamaban a su puerta.
Mirando al presente y al futuro
El acto concluyó con el descubrimiento de la placa de reconocimiento colocada a la entrada de la casa. Como subrayó Paola Palagi, directora de sector de Italia, “este reconocimiento no es solo el recuerdo de un hecho pasado, sino una vivencia actual, pues el momento histórico que vivimos, donde cada día aparecen signos de antisemitismo, de odio racial, donde valores como el respeto, la acogida, la solidaridad, la libertad se ven sofocados por gestos de intolerancia, de violencia, de indiferencia, de insensibilidad, debe llevarnos a ser portadores de fraternidad, de esperanza… Es posible vivir en un mundo de justicia, de verdad, de paz”.
Con este motivo, Radio Sefarad ha entrevistado a la profesora Anna Doria en español. Haciendo clic se puede acceder al audio de la entrevista.
Institución Teresiana en Italia, Archivo Histórico de la IT y Departamento de Información de la IT.