Jueves, 02 Enero 2020 10:54

El Papa Francisco asiste al funeral de Maria Grazia Mara

ROMA. Italia

El pasado 30 de diciembre falleció en su casa de Roma Maria Grazia Mara, miembro de la Institución Teresiana. La asistencia del Papa a su funeral, de modo privado, como “despedida a una amiga”, es motivo de gratitud y consuelo. Ha hecho que esta noticia salte de los límites habituales.

iglesia saludo papaMaria Grazia Mara, miembro de la Institución Teresiana murió el 30 de diciembre, a la edad de 96 años. El Papa le llevó un ramo de flores blancas y se sentó en un banco de la iglesia, cerca del féretro, durante el funeral.

Una escueta nota del director de la Sala de Prensa del Vaticano anunciada el 31 de diciembre: “En la tarde de hoy, a las 15:00 horas, el Santo Padre Francisco de forma privada ha acudido a la parroquia romana de San José al Nomentano para participar en el funeral de la profesora Maria Grazia Mara, amiga del Papa, quien murió ayer. Al final de la Santa Misa, el Santo Padre saludó a algunos de los presentes y luego regresó al Vaticano aproximadamente a las 4:15.”.

Ya el 28 de julio de 2018, el Papa fue a visitar a la anciana profesora en su casa de Roma para agradecerle todo lo que había hecho por la Iglesia. Y, como ahora se está destacando, el pasado mes de febrero, en la audiencia concedida para el 50 aniversario del Instituto Patrístico Augustinianum, el Papa la nombró en su discurso recordando a todos los profesores que habían dejado huella en el Instituto: “Me viene a la mente -dijo- la profesora Maria Grazia Mara, que enseñó muchas cosas y que a sus 95 años todavía publica y enseña la catequesis a los niños”.

Profesora universitaria

Nacida en Milán en 1923, Maria Grazia paso su infancia en Túnez donde su padre ejercía la medicina. Expulsados del país, como todos los italianos, a causa de la ruptura de Francia con Italia, la familia llegó a Roma en medio de la convulsión política de los años del fascismo y la segunda guerra mundial.maria grazia mara

En Roma, Maria Grazia siguió estudios de Magisterio y en 1947 conoció al grupo de miembros de la Institución que empezaban a abrirse camino. Pudo conocer y tratar a Josefa Segovia y recordaba siempre su amor a la Iglesia, su autenticidad y su libertad de espíritu.

Maria Grazia fue profesora de la escuela media estatal Pio XII en Roma y posteriormente de Magisterio y del Instituto Técnico en Roma. En 1964 accedió por concurso a la docencia universitaria como profesora de Historia del Cristianismo en la Universidad estatal La Sapienza de Roma y también de Patrología en el Instituto Patrístico Agustiniano.

Autora de varios libros de Patrística, participó en numerosos encuentros internacionales y pronunció innumerables conferencias. Algunos de sus libros siguen reeditándose: Il Vangelo di Pietro. Introduzione, versione, commento; Ricchezza e povertà nel cristianesimo primitivo; I martiri della Via Salaria; Agostino d'Ippona. «Il nostro volere sia suo e nostro...», coautora con Francesca Cocchini.

Libertad y verdad

Alfio Filippi, director de la editorial Dehoniana, destaca cómo María Grazia recordaba a menudo el ejemplo de su padre quien en Túnez ejercitaba la medicina en los barrios pobres con auténtica “filantropía religiosa”, subrayando este rasgo cristiano. “En la enseñanza académica y en la vida de la Iglesia, señala Filippi, (Maria Grazia) siempre ha predicado y practicado la libertad y la verdad, incluso cuando sabía que sus posicionamientos no iban a facilitar su carrera. No es casualidad que haya sido una estudiosa y enamorada de Erasmo (de Rotterdam). Era exigente al afirmar la seriedad del estudio tanto para los laicos como para los eclesiásticos; no quería que este fuera apologético y rechazaba decididamente la cultura como forma de poder”.

feretro chiesaEn lo personal, Maria Grazia -Nella para sus amigos- tenía una gracia que atraía a las personas: finura de trato, inteligencia brillante, alegría serena, y una atención delicada hacia las personas, hacia cada persona, junto a una gran apertura, un saber acoger y escuchar.

El amor a la Iglesia ha sido una característica de Nella, unido a una gran apertura y libertad anterior. Este amor, en los últimos años, se ha intensificado en la comunión de espíritu y en la oración constante por el Papa Francisco por la valentía en las decisiones de su pontificado.

Conocedora profunda de los primeros siglos del cristianismo, Nella ha realizado su entrega al Señor viviendo con pasión y entusiasmo el carisma de la Institución Teresiana y ha contribuido notablemente al arraigo y desarrollo de la Institución en Italia.

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