San Pedro Poveda, un “tejedor de sueños” porque fue capaz de soñar, proyectar y realizar muchos de ellos comunitariamente: “Aquí todos hemos de cooperar, todos tienen su sitio, su deber, su responsabilidad”, nos dejó escrito.
Cochabamba es una ciudad que se encuentra en el centro de Bolivia, donde la IT lleva 75 años de trabajo en favor de la educación y otras obras de promoción humana. El 9 de diciembre pasado, se hace realidad uno de esos sueños de promoción humana, este sueño se fue tejiendo por muchos y muchas personas por más de diez años en la ciudad, en el colegio Pedro Poveda, gracias al compromiso y a la colaboración de todos los estamentos de su comunidad, con el apoyo de los miembros de la Institución Teresiana y los amigos de diferentes lugares del mundo.
La misión está cumplida, en un ambiente de comunidad, como los primeros cristianos.
Ceremonia de consagración del templo
Se inicia la celebración con un acto solemne que se realizó en las afueras del templo, con la entrega de la llave de la Iglesia San Pedro Poveda a Monseñor Tito Solari, quien preside la ceremonia en representación de Monseñor Oscar Aparicio, Obispo de Cochabamba.
La Institución había enviado desde Roma una reliquia de San Pedro Poveda y un documento que certifica que los restos son del Santo. En la ceremonia, esta reliquia fué depositada en el altar, con gozo y alegría, los mismos sentimientos que se plasman en este edificio, que será de ahora en adelante consagrado a la oración y al encuentro con Dios.
Es de destacar la labor incansable de Raquel Reynolds para difundir la vida y obra de San Pedro Poveda que se hace realidad en este templo.
Monseñor Solari hizo alusión a que, tras su consagración, esta no es solo una capilla, es mucho más que eso por la grandeza, perseverancia y constancia de todos aquellos que por tantos años trabajaron incansablemente por entregar a la comunidad de nuestra Señora de Guadalupe un templo, un lugar de encuentro, de oración, para celebrar la vida junto a San Pedro Poveda, quien seguirá inspirando nuevos sueños y esperanzas. En cada uno de los miembros de esa comunidad, la Obra seguirá presente.
"Los hombres y las mujeres de Dios son inconfundibles. No se distinguen porque sean brillantes, ni porque deslumbren, ni por su fortaleza humana, sino por los frutos santos". Palabras de Poveda que nos alientan y acompañan.
Texto y fotos: María Zuñiga.